Luis
Dorado Luque, médico y político.
Nació en Antequera (Málaga) en 1899 y murió en Córdoba en 1936 a
los 37 años de edad, asesinado por los sublevados contra la Segunda
República.
Familia
Hijo
de una humilde familia, Su padre era un reputado peluquero que tenía
una barbería en la calle Estepa. Estuvo casada con Josefa Ortiz
Lara. Tuvieron una hija.
Formación
Empezó
a trabajar de aprendiz con su padre hasta que pudo asistir a
la Universidad de Granada donde estudió Medicina que le sirvió
para luego titularse como Practicante.
Trayectoria
como sanitario
Durante
la guerra de Marruecos fue destinado a servicios sanitarios en el
hospital militar de Málaga, donde adquirió los conocimientos y
prácticas para su posterior titulación como practicante. Se
presentó a las oposiciones del cuerpo sanitario del Estado, aprobó
y obtuvo plaza de practicante en el dispensario antituberculoso del
Carmen, en el barrio obrero del Perchel, en Málaga capital.
Vivía
en nº 10 del Compás de la Victoria; allí tenía consulta para
personas humildes y trabajadoras.
Militancia
política
Fue
ayudante de su mentor político, el eminente doctor Almanza. Su
conciencia socialista y republicana fue reconocida por las
agrupaciones socialistas y de la UGT, que lo auparon a cargos de alta
responsabilidad. En las elecciones de febrero de 1936 fue incluido en
la lista del Frente Popular y salió elegido diputado por Málaga
capital. Fue primer suplente de la Comisión de Pensiones del
Congreso de los Diputados, que se constituyó el 16 de Abril de 1936.
Su presencia en el parlamento se hizo notar: de 85 posibles
votaciones hasta su asesinato participa en 73 y de un total de 33
sesiones participa en 28.
Detención
Tras
el Golpe de Estado que dio lugar a la Guerra Civil, fue
detenido por las tropas franquistas el 18 de julio de
1936, mientras viajaba de Madrid a Málaga en
tren en compañía de otro diputado, Antonio Acuña Carballar.
Al
parecer habían sido enviados por la dirección del partido a Málaga
y Melilla para calibrar la sublevación militar que acababa de
producirse en el protectorado del norte de África.
Al
llegar a la estación de Alcolea, el tren fue detenido y se impidió
su marcha hasta que, ya avanzada la mañana, llegaron varios camiones
del ejército al mando de un capitán de Infantería. Los militares
registraron el tren, detuvieron a los dos diputados y al cónsul
británico en Málaga, siendo trasladados los tres al Cuartel de San
Rafael de Córdoba, bajo custodia de efectivos del Regimiento de
Artillería Pesada nº 1.
El
cónsul británico fue puesto en libertad una vez comprobada su
identidad, pero los diputados fueron ingresados en un calabozo en que
también fueron encerrados los diputados por Córdoba Bautista Garcés
Granell y [[Antonio Bujalance López]], comunista el primero y
socialista el segundo, y el periodista cordobés, masón y ex
diputado socialista Joaquín García-Hidalgo Villanueva. Todos ellos
serían asesinados al cabo de pocos días.
Asesinato
Luis
Dorado y Antonio Bujalance fueron asesinados la noche del 29 al 30 de
julio. El cuerpo sin vida de Dorado fue llevado el día 30 por una
ambulancia de la Cruz Roja al Cementerio de la Salud de Córdoba,
donde fue examinado por un forense que dictaminó que había
fallecido “a consecuencia de heridas por arma de fuego que han
herido el cerebro y el hígado”. En los bolsillos de su ropa se
encontraron varios documentos, tarjetas y una cédula personal a
nombre del difunto y Luis Dorado Luque fue inscrito con su nombre y
apellidos en el Libro de Registro o Necrológico General del
Cementerio.
Pero
fue a partir de ahí donde comenzó el esfuerzo por ocultar o
tergiversar los hechos. Las familias de los dos diputados se
enteraron de sus muertes cuando recibieron sus efectos personales. La
de Bujalance recibió el reloj y la cartera. La de Luis Dorado
recibió una caja de zapatos, remitida de modo anónimo, con sus
gafas dentro.
Represión
Los
familiares y descendientes del diputado socialista asesinado también
sufrieron represión, persecución y exilio. Y las secuelas de esa
ocultación de la verdad se prolongó incluso después de concluir la
dictadura del general Franco. Cuando Josefa Ortiz Lara, la viuda de
Luis Dorado, solicitó en 1979 una pensión de viudedad al amparo de
la Ley 5/1979 de 18 de septiembre sobre reconocimiento de pensiones,
asistencia médico-farmacéutica y asistencia social en favor de las
viudas y familiares de los fallecidos como consecuencia de la Guerra
Civil, la prestación le fue inicialmente denegada porque su esposo
no figuraba inscrito como fallecido en el Registro Civil.
El
trámite burocrático hasta que Luis Dorado dejó de ser un mero
“desaparecido” y su fallecimiento se reconoció legalmente no
concluyó hasta 1993. Actualmente sus descendientes aún no han
cejado en el empeño por la restitución de la verdad y han
emprendido acciones jurídicas contra el Estado para que se
reconozcan las verdaderas causas de la muerte de Luis Dorado Luque.
Fuentes
Francisco
Espinosa Maestre: La Justicia de Queipo. Barcelona, Crítica, 2006.
Autor; Feliciano Robles
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